Corría el año 1496 cuando el almirante Cristóbal Colón regresaba a España de su segundo viaje al Nuevo Mundo. Concretamente, el genovés, arriba en la ciudad de Cádiz el 11 de junio de ese mismo año, donde se advierte el deseo de Colón de acudir a Guadalupe a poco más de un mes de su llegada, aunque primero debía cumplir con los trámites necesarios: liquidar cuentas, licenciar a sus tropas y la debida obligación de rendir el informe a sus altezas.
Todo ello hacía indicar que se trataba del cumplimiento urgente de una promesa que estaba pendiente desde el primer viaje hacia esa nueva tierra llamada, posteriormente, América. Sea como fuere, Colón visita el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, celebrándose el 29 de julio el bautizo de dos indios que se convertirán en criados y traductores, a quienes se ofrece el nombre de Cristóbal, a uno de ellos, y Pedro, al otro. Además, Colón regaló a la Virgen una rica lámpara de plata y varias joyas de oro.
Este hecho se argumenta por el hallazgo de la partida de bautismo que sacó a la luz el Padre Acemel en 1916: «Viernes XXIX deste mismo mes se bautizaron Xval e Pedro criados del señor almirante don Xval Colón. Fueron padrinos de Xval Antonyo de torres y Andrés Blázquez de pedro, fueron padrinos el sennor coronel e sennor comendador Varela e baptizolos Lorenzo Fernández capellán». El bautismo tuvo lugar en la basílica del santuario en una pila bautismal que, actualmente, se encuentra coronando la fuente situada en el centro de la plaza de la Puebla. Cerca de ella, en el lateral izquierdo de las escaleras que dan acceso a la iglesia colocaron, en el año 2003, una lápida que conmemora este hecho.
Además, debajo del coro de la basílica existe un lienzo de Juan Manuel Núñez Báñez recordando este acontecimiento, en el que se contempla a los dos indios en presencia del almirante y de Antonio de Torres (hermano del aya del príncipe don Juan), en actitud de inclinar sus cabezas ante la pila bautismal con gesto de devoción.
Como mera anécdota, decir que no fue la única vez que Cristóbal Colón visitó Guadalupe, ya que en él se han documentado varias visitas: en 1486, 1488, 1493 tras su primer viaje y la citada de julio de 1496. Algunos investigadores, incluso, consideran que también estuvo presente el 20 de junio de 1492. Momento en que los Reyes Católicos mandaron unas cartas dirigidas a Juan de Peñalosa y al alcalde de Palos ordenando la entrega, al navegante, de dos carabelas y facilitándole la labor de reclutar a los tripulantes que le pudiesen acompañar en esta empresa.
Por tanto, y para finalizar este relato de #ExtremaduraEfemérides, podemos comprobar la relación de Colón con el santuario mariano, que se convirtió en su advocación predilecta, tal vez nacida durante sus contactos en Portugal, donde la Corte y el pueblo eran muy devotos de la imagen. Tanto es así, que le puso el nombre de «Guadalupe» a la isla que los indios llamaban Turuqueira en noviembre de 1493, en su segundo viaje, cumpliendo así la promesa que le hizo a los monjes.
Muchisimas gracias por incluir la imagen del interesantisimo lienzo de Juan Manuel Núñez Báñez en vuestro escrito. Yo visité el Real Monasterio con un querido amigo segoviano hace dos años o algo más, cuando él me llevó en su furgoneta a buscar huellas de la Ruta del PERSILES de Miguel de Cervantes por esa zona de España. Hay unos capítulos maravillosos en dicha novela que se desarrollan en esa zona, y que culminan allí. Nos sorprendió mucho que nadie supiera de esta conexión literaria allí en la bella puebla. (PERSILES, Libro III, capitulo 5)
Hola, José. Gracias por haber compartido con nosotros sus palabras y opiniones sobre el monasterio. En efecto, Cervantes fue uno de los muchos peregrinos que acudió a Guadalupe en su tiempo, según cuentan, para entregar las cadenas que lo atenazaron durante su cautiverio en el norte de África. De ahí el vínculo que bien comenta con su obra literaria. Cervantes también se detuvo en Trujillo por las mismas fechas e inmortalizó igualmente hechos y encuentros en su trayectoria literaria.
Queda mucho por hacer en la construcción de la Historia de Extremadura, sin duda, y estos apuntes que nos cita son una realidad.
Un cordial saludo.