Hervás – Granadilla – Cáparra

ITINERARIO

Programa de nuestra visita

MEDIO DÍA

Aquí no se puede llegar en tren. El ferrocarril abandonó esta tierra altoextremeña a finales del siglo XX. Por donde fueron sus raíles hoy transitan paisanos y viajeros que se adentran en el Valle del Ambroz. Paraíso mágico, es lugar para gente soñadora y Guías-Historiadores de Extremadura te propone soñar un tiempo remoto.

Viajaremos a la Edad Media, siguiendo la realidad y el mito de la comunidad judía que habitó la villa de Hervás durante el siglo XV. Las calles de su Barrio de Abajo, llamado hoy judería, todavía mantienen el recuerdo de sus gentes artesanas y el tipismo de la arquitectura autóctona de las zonas serranas. En la iglesia de Santa María del Castillo otearemos un horizonte diverso, desde la apertura del valle hacia los llanos cruzados por la Vía de la Plata hasta las montañas rematadas por el Pico Pinajarro. Un paisaje protegido, el Castañar Gallego. Una historia judeoconversa y textil.

DÍA COMPLETO

Ampliando la jornada, te proponemos viajar más, hasta Granadilla. Cuatro siglos y medio después de la expulsión de los judíos del norte extremeño, obligaron a despoblarla. Esta villa fortificada quedó congelada en el tiempo. Serpentearemos dehesas antes de toparnos con las murallas y el castillo, que coronaremos durante la visita guiada para rendir pleitesía a la Casa de Alba. Rondaremos el adarve mientras divisamos las tranquilas aguas del embalse de Gabriel y Galán, cuyos poemas susurran el ambiente comarcal. Al fondo, las suaves elevaciones de Las Hurdes. La plaza central, coqueta, nos recibirá para hablarnos de su presente, el proyecto de Rehabilitación de los Pueblos Abandonados de España.

Por último, el yacimiento arqueológico de Cáparra nos esperará impertérrito, controlando el camino de la Plata. En su centro de interpretación nos imbuiremos del espíritu necesario para saltar después a la arena del anfiteatro, que acoge también representaciones paralelas del famoso Festival de Teatro Clásico de Mérida. Si salimos ilesos, entraremos gloriosos al municipium caparense, discurriremos por delante del bullicio que sale de las tabernae y disfrutaremos de las comodidades de las termas públicas. Así llegaremos, ovacionados, al majestuoso tetrapylon o arco cuadrifronte, ejemplar único en la arqueología peninsular y símbolo de esta región.