Vía de la Plata (Cáparra y Hervás)

ITINERARIO

Programa de nuestra visita

MEDIO DÍA

Emprendemos el camino de la Vía de la Plata para ser romanos, guerreros, pastores y peregrinos. Nos tomaremos nuestro tiempo para acompañarte en un viaje histórico y arqueológico a Extremadura por esta antiquísima calzada cargados de pasión por estas dos disciplinas.

Haremos parada en el yacimiento arqueológico de Cáparra, municipio romano que en los primeros siglos de nuestra era administró las tierras que atraviesa el camino en el norte extremeño, la antigua región de los vetones. Durante la visita guiada a sus ruinas captaremos el espíritu de los arqueólogos que desentrañan los secretos de sus termas, foro, tabernas y anfiteatro. Imaginando la Antigüedad, nos sentiremos como un ciudadano romano de pleno derecho bajo el espectacular tetrapylon o arco cuadrifronte, mandado construir por Marcus Fidius Macer, que se yergue como ejemplar único en la arqueología peninsular y símbolo de esta región.

En el rincón extremeño del Valle del Ambroz la vía férrea de la Plata abrazó hasta hace treinta años nuestro siguiente destino, Hervás, de la que quedan como testigos el Puente de Hierro, la estación de tren y la nostalgia. En la iglesia de Santa María del Castillo otearemos un horizonte diverso, desde la apertura del valle hacia los llanos cruzados por la Vía de la Plata hasta las montañas rematadas por el Pico Pinajarro. Comprobaremos que la villa conserva uno de los conjuntos de arquitectura popular serrana mejor conservados de la península, con el recuerdo de sus gentes artesanas. Y lidiaremos con los conflictos religiosos de la Edad Media junto a conversos en su Barrio de Abajo o judería.

DÍA COMPLETO

Si el camino por la Vía de la Plata se nos hace corto, te proponemos prolongar el viaje por otras joyas de la calzada en la misma jornada. En ciudades de renombre como Cáceres o Mérida, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, o en Plasencia, ciudad catedralicia donde reconocer la huella del Renacimiento. En Galisteo, villa amurallada que nos remonta a los tiempos de frontera medievales entre cristianos y musulmanes primero y entre leoneses y castellanos después, con el hermoso ábside mudéjar de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. En Baños de Montemayor, donde pervive la tradición termal de época romana y un peculiar trazado urbano. O en las riberas del río Tajo que cruza el puente romano de Alconétar, que atribuyen algunos al arquitecto favorito del emperador Trajano, Apolodoro de Damasco, y cuyas ruinas contemplaremos con la mirada romántica sobre el pasado herido.