El pasado sábado 29 de abril, Guías-Historiadores de Extremadura tuvo el placer de guiar por los vestigios romanos de Cáparra y Mérida a la Sociedad Prehistórica de Cantabria.

Comenzó la mañana en el yacimiento caparense con nuestro compañero Juan Rebollo, quien mostró a los visitantes cántabros aquel tesoro arqueológico sito en el norte extremeño. La contextualización geohistórica se llevó a cabo en el Centro de Interpretación erigido sobre uno de las zonas cementeriales del otrora municipium flavium, extramuros del espacio urbano, donde el proyecto Alba Plata instaló señalética, maqueta y audiovisual hace un par de décadas.

El paseo siguió por el anfiteatro y posteriormente la puerta sureste -cardo máximo- para desembocar por fin en los escenarios que rodean al gran Arco cuadrifronte de Cáparra. Una domus aristocrática, una ínsula de viviendas y los extraordinarios restos de las termas, sirvieron para aproximarnos a la vida en la urbe caparense de hace casi dos mil años. El simbolismo del arco, único en su estructura tetrápila en la Península, va más allá de su monumentalidad, pues nos habla de evergetismo, del mestizaje indígena-romano, del iter ab Emerita Asturicam, de comercio, de vía pecuaria y, sobre todo, de su elogiable supervivencia.

Por último, el foro y las losas de llamada Vía de la Plata -decumano máximo- fueron testigos de la reflexión sobre el fin de la cudad romana y la revitalización en sentido cultural que ha vivido el yacimiento en los últimos años, con especial mención a su inclusión como extensión del Festival de Teatro Clásico de Mérida desde 2017.

Ya por la tarde, en compañía de nuestro compañero Antonio Cancho Sierra, las explicaciones prosiguieron en la ciudad de Mérida, con inicio del itinerario en el príncipe de los monumentos de la antigua capital lusitana, esto es, el magnífico teatro romano que no deja indiferente a nadie, ni siquiera a quienes estamos habituados a contemplarlo con frecuencia. Ni que decir tiene que en mismo recinto no olvidamos de recorrer su monumento hermano: el anfiteatro, joya arqueológica no menos interesante.

Tras un largo rato deleitándonos con estas dos soberbias construcciones continuamos hacia el pórtico del foro, lugar de paseo y de encuentro pero también de propaganda imperial, no en vano se ubicaba en él el llamado grupo de Eneas, que establece un enlace directo entre Roma y su colonia emeritense. Ya una vez en lo que en su día fue el recinto forense llegamos al templo tradicional y popularmente llamado ‘de Diana’, en cuyo entorno disfrutamos del espectáculo ofrecido por la celebración del Día Internacional de la Danza.

Algo más alejados del templo, para mayor comodidad de todos dado el bullicio reinante, pudimos desgranar los pormenores de la historia de tan magno edificio y de la gestión del mismo una vez que se recuperó para el público en el siglo XX.

Para dar fin a nuestro paseo cultural nos acercamos al recinto de la alcazaba, comenzando por el espacio ocupado desde ya siglos por el conventual santiaguista, desconocido por el gran público y auténtico núcleo del poder en la ciudad durante mucho tiempo. En el interior de las murallas pudimos entender la relevancia histórica de la alcazaba, un monumento quizás menos llamativo que el teatro romano pero de crucial trascendencia en tanto que corte histórico absoluto en la evolución histórica de la localidad. Y es que no todo es ni ha de ser necesariamente romano en Mérida.

El último momento de disfrute lo tuvimos al contemplar la puesta de sol con la panorámica del río Guadiana, cruzado de sus puentes romano y calatravense actual, pasado, presente y futuro de una ciudad inagotable en infinitos aspectos.

Aprovechamos para expresar nuestro agradecimiento desde estas líneas a la Sociedad Prehistórica de Cantabria en general y a Moncha Fuentes en particular por ese día tan agradable en vuestra compañía, con vuestra atención, preguntas y comentarios enriquecedores para todo. Seguimos haciendo lo que nos gusta gracias a gente como vosotros, que comprendéis perfectamente el valor de un guía-historiador a la hora de conocer nuestro pasado.