Durante los días 9 y 16 de febrero Guías-Historiadores de Extremadura, en la persona de nuestro compañero Antonio Cancho Sierra, llevó a cabo sendas visitas a la Puebla y Villa de Guadalupe para la Sociedad Extremeña de Arqueología y Patrimonio (SEdAP). En principio iba a ser un único viaje, pero, ante la gran acogida que tuvo esta propuesta cultural, se hubo de abrir un segundo grupo para una semana más tarde. He aquí la crónica unificada de las dos jornadas.

Con las primeras luces del día los socios de la SEdAP se encaminaban hacia la Puebla de Guadalupe, haciendo un alto en el camino para visitar el pórtico de Augustóbriga, símbolo de Guías-Historiadores de Extremadura. En días de febrero inusualmente primaverales las dos visitas culturales a la Puebla comenzaron en el lugar donde los peregrinos que llegaban del Camino Real del norte tenían la primera visión del santuario: el Humilladero. Fue el punto ideal en que comenzar a poner en contexto la riquísima historia del mismo.

A continuación los pasos del primer grupo se dirigieron por un bellísimo entorno natural hacia una joya casi totalmente ignorada a pesar de su relevancia histórica: el Arca del agua, una extraordinaria obra hidráulica que lleva en funcionamiento desde el siglo XIV y que aún hoy surte de agua a la localidad y el monasterio de Guadalupe, afortunadamente ya nombrada Bien de Interés Cultural y cuyo acceso nos fue amablemente permitido por parte del ayuntamiento guadalupense, un gesto por el cual tanto la SEdAP como nuestra asociación quedamos muy agradecidos. Se visitó no sólo su entorno sino el interior de las conocidas como minas del agua, túneles que horadan las entrañas de la sierra de las Villuercas hasta hallar los mejores veneros.

Tras el merecido tiempo de descanso y habiendo degustado la deliciosa gastronomía local, dio inicio la segunda parte de la visita, la que se concentró en la Puebla como tal, por la que se transitó explicando al detalle todos sus elementos más destacados: hospitales, escuelas, arquitectura popular, etc. Mención especial ha de hacerse al permiso que se nos otorgó desde el Parador Nacional de Turismo de Guadalupe para poder disfrutar de parte de su interior (y que desde estas líneas agradecemos encarecidamente), ya que no se podría entender la evolución histórica de la Puebla sin el Colegio de Infantes y el Hospital de San Juan, cuyos edificios son actualmente parte de la Red Nacional de Paradores.

El segundo grupo pudo disfrutar, además, de un recorrido exhaustivo por la Puebla Baja, el lugar donde el tipismo de la arquitectura popular se hace más evidente, además de contar con el que es, al decir de muchos, el rincón más bello de la localidad, esto es, la plazuela de la Fuente de los Tres Caños, donde los participantes no dejaron de pasar la oportunidad de tomar fotografías que sirvieran de recuerdo del día de convivencia y disfrute cultural.

La guinda final de ambas visitas guiadas la puso, como no podía ser de otro modo, el acceso al interior al monasterio de Guadalupe, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993 y monumento impresionante que por muchas veces que se visite nunca dejar de sorprender. Se recorrieron todas las estancias más destacadas, así como su claustro y el camarín de la Virgen de Guadalupe. Con esto finalizaba una jornada agotadora pero enormemente satisfactoria para todos los que participaron en ella, tanto Antonio como guía-historiador como los socios de la SEdAP, a la que damos las gracias de corazón por hacer posible que como historiadores podamos ganarnos la vida haciendo lo que nos gusta y que no es otra cosa sino enseñar todo lo que sabemos de nuestra tierra, ya sea a propios como a foráneos.