El Café con Historia que Guías-Historiadores de Extremadura organizaba en Hervás, puso el foco en el patrimonio histórico en peligro de ruina, con especial atención al pueblo de Abadía. Invitamos por ello a Sebastián Caballero González, quien nos presentaría la reedición de su libro La Abadía, un centro de conocimiento y de la cultura, único en Extremadura.

El acto tuvo lugar el 24 de febrero de 2023, de nuevo en el Café Picaporte. La afluencia no fue excesiva este día, superando a duras penas la quincena de personas. No obstante, dado que era el segundo Café con Historia en Hervás, algunas caras repetían de la I edición, signo inequívoco de que este tipo de actividades culturales son reconocidas por algunas personas y son muy necesarias en pueblos pequeños, aunque tarden en arraigar.

El evento y el ponente fueron presentados por nuestro compañero Rebollo, que ya había escrito alguna reflexión sobre el tema del que versaba el encuentro en un artículo publicado en el Trapezio (la-abadia-o-la-extremadura-que-se-vacia-pese-a-su-excelso-patrimonio). Acto seguido, Sebastián Caballero pasó a exponer, apoyado en un muy interesante material fotográfico, el extraordinario patrimonio del que dispone Abadía.

El origen de este pueblo se encuentra en el monasterio de Santa María de Sotofermoso que citan las fuentes desde finales del siglo XII y cuya vida monacal cisterciense desaparecería con el correr de la centuria siguiente. La Abadía pasó entonces a manos regias y a conformarse en lugar de captación de importantes rentas asociadas al ganado trashumante que bajaba por el puerto de Lagunilla. Desde mediados del siglo XV hasta el siglo XIX se insertó en los dominios de la Casa de Alba.

Pues bien, el edificio palaciego que la Historia ha legado corresponde principalmente a las intervenciones llevadas a cabo por los señores, siendo el siglo XVI el de mayor esplendor del complejo, que gozó de unos jardines renacentistas de estilo italiano donde se dieron cita ilustres hombres de las letras castellanas. En la actualidad apenas se vislumbra aquella grandeza, aunque la cantidad de restos materiales custodiados en almacenes y la descripción de algunos viajeros como Ponz, permitirían en un futuro recuperar el halo artístico y cultural de su momento. El excepcional claustro mudéjar que sí preserva, habla por sí solo.

El segundo edificio monumental de Abadía se encuentra algo más retirado de la población. Se trata del Convento de la Bien Parada, revitalizado por los franciscanos en el siglo XVII y que llegó a disponer de estudios de Teología en el XVIII. Al contrario que el Palacio de Sotofermoso, el convento es de titularidad pública desde hace unos años, pero su falta de mantenimiento amenaza con su desaparición. Su proceso de ruina urge acciones por parte de administración pública.

El último elemento patrimonial resaltado por el investigador Sebastián Caballero fue la Cañada Real que atraviesa el municipio y que fue desde el origen la verdadera riqueza de Abadía, dado que su situación estratégica en las faldas de la sierra central que divide las cuencas del Duero y del Tajo, hicieron que un sinfín de cabezas de ganado pasaran por la cañada, los puentes y cordeles abadienses, con lo que ello suponía a nivel rentístico. Sin duda, Abadía dio mucha riqueza económica a los Alba.

Juan Rebollo inició el coloquio trayendo a colación los ejemplos de algunos proyectos de recuperación patrimonial que han proliferado en Extremadura, como la antigua cementera de Los Santos de Maimona -hoy gestionada por la comunidad cultural de La Fábrika de toda la Vida-, el proyecto arqueológico de Padrocastaño en Hernán Pérez o los pasos dados para la protección y rehabilitación del Convento de San Antonio de Padua de Garrovillas de Alconétar gracias a la Asociación SOS Convento. La clave de todas estas iniciativas radica en la interacción entre la comunidad social organizada y las administraciones públicas con voluntad.

Fue, como siempre, una agradable jornada de reflexión sobre nuestra Historia. Agradecemos a Sebastián Caballero formar parte de la historia de nuestros Cafés con Historia, actividad ya clásica de Guías-Historiadores de Extremadura; también a los siempre amables propietarios del Café Picaporte; y, por supuesto, a los todos asistentes. Seguiremos insistiendo en la necesidad de concienciar sobre nuestro Patrimonio, sobre todo el que está en peligro. ¡Os esperamos en la próxima!