Todo fue muy especial aquel fin de semana del 23 al 25 de junio de 2023 en Sierra de Gata. Con un programa repleto de actividades que abarcaban desde talleres de enramás, leyendas y juegos de fuego bajo la atenta mirada de un castillo mágico o rituales ancestrales de la noche y del día de San Juan hasta degustación de gastronomía extremeña y cata de vinos u observación del cielo estrellado.

Por supuesto, también hubo huecos para que Guías-Historiadores de Extremadura llevara a cabo la divulgación rigurosa del extraordinario patrimonio extremeño con paseos por la mole granítica de Trevejo y por el entramado urbano de San Martín de Trevejo. Pero si una actividad reconoce la apuesta de nuestro colectivo por el acercamiento de la Historia a los propios habitantes del territorio, son los Cafés con Historia.

Esta vez no fue en una cafetería, sino en un viejo molino orillado a la Rivera Trevejana rehabilitado hace pocos años y convertido hoy en un bucólico y moderno espacio hotelero, el Aqua et Oleum de Villamiel. Vaya por delante nuestro agradecimiento a los gerentes y a su encargada, cuya atención prestada fue excepcional. Claro que no podía faltar el café -muy rico, por cierto- y unas exquisitas cañas de crema típicas de la zona y elaboradas con mimo por el mañego Jesús Gonzalo -más conocido como Chuchi-.

Coincidió que era una jornada calurosa, y la hora propuesta no acompañaba a priori, las 17:00h, pero la apacibilidad del lugar y la buena predisposición de la algo más de veintena de asistentes hizo más llevadera la tarde. Después de un pequeño contratiempo relacionado con la proyección de power point, solucionado con maestría por Dani -el alma de la organización del encuentro-, dimos comienzo a una distendida charla-coloquio que tenía por misión reconocer algunas de las figuras eruditas y literarias vinculadas a Sierra de Gata y reflexionar sobre la cultura pretérita, presente y futura en este oasis extremeño.

Nuestro compañero Juan Rebollo habló de las primeras luces culturales en la Alta Extremadura, allá por los siglos XV y XVI, cuando, por ejemplo, el judío salmantino Abraham Zacut firmó en Gata su Breve tratado sobre las influencias del cielo -dedicado al maestre de Alcántara Juan de Zúñiga, año de 1486-, se publicaron las primeras obras impresas en la región -en Coria, 1489- o cuando Lope de Vega, tal vez desde Abadía, escribiera parte de Las Batuecas del Duque de Alba dándose con ello inicio a la leyenda -la negativa- de Las Hurdes.

Posteriormente se ciñó la cuestión a la Sierra de Gata, haciendo mención a la importancia que la Orden de San Francisco tuvo en la comarca, donde se erigieron media docena de conventos que actuaron como centros de cultura durante muchos siglos. En el siglo XVIII, además, se registran varias escuelas de primeras letras y también de latinidad en localidades como Gata, Robledillo, Villamiel o San Martín de Trevejo, lo que permite hacerse una idea del contexto educativo y cultural en el que se desarrollan la élite culta serragatina en el siglo siguiente.

Algunas de esas figuras intelectuales y/o políticas, ya decimonónicas, fueron, entre otros, Antonio Oliveros -al que se puede considerar uno de los padres de la Constitución de 1812-, Marcelino Guerra Hontiveros -quien escribió unos Apuntes históricos sobre la villa de Gata– o Juan Crisóstomo Gómez Gordillo -que llegaría a ser gobernador en Filipinas-.

Ajustando después la mirada a la geografía protagonista del evento en que se inscribía el Café con Historia, Trevejo y Villamiel, departimos sobre Daniel Berjano -junto a algunos de sus descendientes allí asistentes-, sobre los historiadores Gervasio Velo Nieto y Domingo Domené Sánchez o sobre escritores muy conocidos como Pío Baroja o Jesús Delgado Valhondo. Todos ellos pensaron, se inspiraron y escribieron sobre la villa de Trevejo. Por último, hubo recuerdo para Domingo Frades, valedor del tesoro lingüístico galaico-portugués del extremo occidental de la Sierra de Gata y que nos dejó hace pocos meses. Los recursos literarios serragatinos, como se intuye, son inmensos.

De ahí que Rebollo cerrara su intervención con la reflexión sobre la necesidad de hacer causa común para difundir nuestra historia y conservar nuestro patrimonio, poniendo ejemplos cercanos de rehabilitación de edificios históricos que pudieran servir para llamar la atención, de una vez por todas, por el estado ruinoso del castillo de Trevejo, verdadera postal de la Sierra y símbolo del carácter fronterizo de la tierra extremeña.

El coloquio surgido puso de manifiesto el interés que existe en la comarca sobre el (re)descubrimiento de su propia historia y la sensibilidad hacia su patrimonio. No obstante, es necesario encontrar los cauces para la creación de un espacio asociativo, una comunidad activa, capaz de perfilar los pilares que construyan el edificio cultural serragatino desde la base. Todo pasa, en este sentido, por Trevejo, por su castillo, por el valle del Erjas, por su fala, por Portugal y por las dinámicas fronterizas pasadas y futuras, por el aceite, por el vino, por la arquitectura popular, etc. También por recuperar y dar vida a tradiciones como San Juan en Trevejo. En ello hemos trabajado. Gracias, Dani, por la apuesta. Gracias, Aqua et Oleum, por rehabilitar el molino y abrirlo a la Cultura. Gracias, población serragatina, por permanecer en el territorio y por apoyar este tipo de actividades. Nos vemos pronto.