Durante los pasados días 6 y 12 de marzo la asociación Guías-Historiadores de Extremadura volvió a colaborar con la Sociedad Extremeña de Arqueología y Patrimonio (SEdAP). En esta ocasión nos desplazamos hasta el occidente provincial cacereño para conocer a fondo dos villas de notable importancia histórica: Alcántara y Garrovillas de Alconétar. Tomando la parte por el todo, se ha reducido frecuentemente a estas dos localidades a un puente y una plaza y, como ha quedado patente en las rutas que allí preparamos, son mucho más de lo esperado por todo aquél que las visita con el tiempo necesario.

El puente de Alcántara deslumbra a quien lo ve por primera vez y queda claro que sus constructores lo levantaron con la idea de que durase por los siglos de los siglos. Bien desgranadas quedaron sus características, sus objetivos prácticos y simbólicos y el porqué de su ubicación y del influjo que durante centurias ha tenido sobre todo su entorno. No nos olvidamos de explicar también el templo asociado al puente y otra gran obra de ingeniería, reciente, eso sí, como es la impresionante presa que se halla pocos metros más arriba del puente.

La villa es todo un tesoro por descubrir, con un conjunto histórico y artístico todavía desconocido para muchos, con monumentos tan importantes como la iglesia de Santa María de Almocóvar, el palacio de los Roco-Campofrío, el convento de las comendadoras de Alcántara, rama femenina de la orden militar que tomó el nombre de la localidad, y el conventual de San Benito, aún sede de la Orden de Alcántara. Allí el personal de la Fundación Iberdrola tuvo a bien mostrarnos todos sus recovecos.

Ya repuestas las fuerzas con la excelente gastronomía de la comarca llegamos a Garrovillas, municipio que llegó a contar con alrededor de 7.000 habitantes y que aún mantiene un notable número de construcciones históricas. La plaza es la más conocida, por su excelente estado de conservación, su sorprendente amplitud y su función como escenario cinematográfico, pero adentrándonos por sus callejuelas encontramos edificios tan notables como las iglesias de San Pedro y de Santa María, abundantes ermitas y la casa de los templarios.

Sin embargo, el monumento más llamativo se encuentra fuera del casco urbano. Se trata del convento de San Antonio de Padua o, más bien, de sus ruinas, resultado de los destrozos inherentes a los efectos de la desamortización y de la ignorancia. Desde aquí nos congratulamos de lo que se espera que sea una pronta rehabilitación ya anunciada por la administración autonómica.

Como hemos visto, Alcántara y Garrovillas son más que un puente y una plaza y quienes nos acompañaron pudieron comprobarlo en persona en un itinerario lleno de sorpresas incluso para aquellos que ya conocían las localidades.

Agradecemos a los organizadores todas las facilidades que nos han dado y esperamos que pronto podamos repetir la experiencia en destinos diferentes.